Oct 31, 2011

ser o parecer


Comenzaré aceptando que soy una persona algo prejuiciosa. Me refiero puntualmente a críticas en el tema del baile. Para ser más clara. Si ustedes ven a una chica llegar a clase vestida con un súper look y además con un cuerpazo, pensarían que baila maldito? Y si ven llegar a una chica con unos kilos de más, con un look “no tan cool”, pensarían que baila mejor que la regia que esta súper bien vestida? Bueno les confieso (con algo de pena y vergüenza) de que cuando yo llegué a L.A pensaba que la mejor vestida y la más regia era la que mejor bailaba y sacaba lustre a la pista de baile. Pues me di contra la pared al darme cuenta de que acá no necesariamente esa regla se cumple.
Más de una vez me pasó que yo llegaba a clase y veía llegar a una chica “lookeadisima” y atlética, yo pensaba: “Wow, se nota que esa chica la rompe” y también recuerdo haber visto a una chica más llenita con un look no tan paja para bailar y haber pensado: “No creo que esta chica baile tan bien, no tiene pinta”. Pero ¿Como que no tiene pinta de bailar bien? ¿Acaso ser bonito, tener ropa mostra, zapatillas finas, corte de pelo “fashion”, los hace mover mejor el cuerpo que los demás? La respuesta es NO PUES!
Como les decía, esos chicos y chicas llenitos que vi, me voltearon la tortilla a mí y a todos los que pensábamos así. Los he visto destruir la pista de baile mejor que otras “barbies malibu” que abundan en L.A. Ojo, con esto no estoy diciendo que las regias bailan feo, para nada, hay un grupo de ellas que son igual de talentosas que las tacuchis. Entonces no nos podemos dejar guiar solo por los looks, los cuerpos o por los peinados. Esas son las formas, pero nosotros somos bailarines y debemos ver más allá de lo evidente (como Munrra el Inmortal).
Justamente de eso conversaba con Mary on (una amiga francesa que es bailarina también). Ella me contaba que cuando llegó pensaba exactamente lo mismo que yo y que se sorprendió cuando vio que ser regio no era sinónimo de bailar bien. También me decía que en Francia funciona casi igual que en Perú; si no eres bonito o bonita, regio o regia, pues casi no hay chances de poder salir en un programa de televisión o performar en un espectáculo. Es una pena, pero la realidad en nuestro país es similar. Cuantas veces he estado me han llamado para un evento y me han preguntado si tengo a una amiga que sea bailarina, pero sobre todo que sea bonita? Y les he dicho: “Mira conozco a unas que no son las más churras pero la rompen bailando” y me han respondido: “Uyyy noo, preferimos entonces que no bailen tan bien pero que si sean bien bonitas”. Entonces ¿Están buscando caras bonitas que se muevan al compás de la música? O ¿Están buscando swagger, sabrosura, ritmo, pasión, energía y talento puro? 
Venir a L.A me ha permitido ver con otros ojos a las demás personas. Ya no sólo con los ojos que se guían por el aspecto de la gente, sino con los ojos que ven el talento y la entrega que le ponen las personas al hacer lo que tanto aman. Por eso si queremos que esta situación cambie en nuestro país, debemos nosotros primero comenzar  con el cambio, y ¿Cómo lo hacemos? Pues dejando de juzgarnos a nosotros mismos. El arte no tiene forma, el arte es un contenido delicioso y universal sin importar la forma de aquel que la manifiesta “So be yourself and be happy”.

Los dejo con una extraordinaria coreografía recomendada por una gran amiga bailarina (Dianita Pacheco). Este es un ejemplo de que no hay tallas perfectas.
Shaun Evaristo es chato y Dana Wilson no es 90-60-90 y aun así son más maravillosos que cualquiera.

Oct 26, 2011

antes de seguir bailando


Lo primero que quiero hacer es AGRADECER. Lo pongo en mayúsculas porque definitivamente si estoy en Los Ángeles, haciendo lo que tanto me apasiona, no es obra del destino ni de la suerte.
Comenzaré enumerando a esas personas que me alentaron y me dijeron que no pare de soñar, desde las que me dieron palabras de aliento hasta las personas que hicieron cosas concretas para permitirme estar acá.
  1. Dios (mi número uno siempre)
No sé si ustedes crean o no en él (respeto mucho las creencias de las personas). Yo sí lo hago, y mucho. Siento que todas las cosas que suceden en mi vida tienen que ver con Dios. Ya sean buenas o malas. Todas tienen un porqué en mi vida; algunas son lecciones de vida, otras son recompensas, otros son jalones de oreja, etc. Este viaje definitivamente se convirtió en una recompensa-experiencia. Digo recompensa porque se da después de haber trabajado duro y parejo en Lima, dictando clases de baile, bailando y organizando eventos, vendiendo ropa, etc. Era “La mil oficios” de mi barrio. No descansaba; sabía que tenía que llegar a mi meta monetaria para poder llegar a tierras gringas. Cada dólar que entraba a mi chanchito era un paso más para llegar a la meta. Es también una experiencia porque NO TIENEN IDEA DE TODO LO QUE ESTOY APRENDIENDO; como ser humano, como persona y mujer, como bailarina, etc.
Yo sé que el trabajo y el dinero no son los únicos factores que aportaron para que yo llegue acá. Como les digo, Dios está presente en cada paso que doy al caminar y al bailar. Creo que él vio todo ese esfuerzo y empeño que le puse al estudiar mi carrera de comunicadora y al trabajar sin parar para llegar a donde estoy. Creo que dijo: “Esta chibola es necia, pero bien pues, vamos a darle lo que quiere, ya le toca (porque yo creo que Dios es más humano; no lo alucino hablando con parábolas pasadas de moda; Dios tiene que haberse actualizado)”. Porque cuando Dios nos ve tan metidos en algo, es imposible que no nos dé “el último empujoncito” para llegar a ESE punto, a donde tanto queremos llegar. Entonces Papalindo (como yo le decía de chiquita) está primero en mi top 7 de agradecimientos.

  1. Papás
Mis héroes. Definitivamente lo son. Me siento tan orgullosa de mis viejitos. Espero que ellos algún día se sientan tan orgullosos de mí como yo de ellos.
Como conté en mi primer post, mis papis – bueno, sobre todo mi papá – no estaba muy de acuerdo  con la idea de que yo fuera sólo bailarina. El cambio de opinión de mi papá se dio con el tiempo cuando vio que terminé la carrera con muy buenas notas y me vio trabajar como comunicadora y como bailarina. Pero lo más importante para ellos, creo, era el verme más feliz bailando que haciendo cualquier otra cosa.
Mis papás han tenido una forma curiosa, pero a mi parecer muy inteligente, de criarnos a mi hermano y a mí. Desde niños, cuando queríamos algo (ya sea un juguete, caramelo, etc.) nos decían: “Si tanto lo quieres, pues ahorra y nosotros te ayudamos con la otra parte”. Mis padres hacían esto por dos razones: 1) porque no tenían los recursos económicos para darnos todo lo que se nos antojaba mi hermano y a mí, y, 2) porque querían enseñarnos el valor de las cosas. Nada es gratis en esta vida; hay que trabajar para conseguir las cosas, y vaya que lograron que yo entendiera eso. Les cuento que uno de mis hobbies es ahorrar – jajaja, sí, ahorrar dinero; me encanta. Bueno ya casi se me acabó el ahorro por el viaje, pero bien, fueron los mejores ahorros gastados EVER! Mis papis me apoyaron no sólo con algo de dinero para el chanchito, sino también me dieron apoyo emocional. Me decían que querían que me vaya a aprender no sólo a bailar, sino a hacer mis cosas solas, y a que a cada vez fuera más independiente.

  1. Enamorado
Mi chatito, antes que ser mi enamorado, es mi amigo, mi crítico, mi causita, etc. Desde el momento en que nos conocimos supo que me encantaba bailar y que viajar era lo primero en mi agenda. Me dice que eso es lo que más le gustó de mí: las ganas de hacer lo que más me apasiona hasta el final. Y como las coincidencias en la vida pueden ser bien grandes, resulta que mi chato había vivido en Los Angeles, una de las dos ciudades capitales del baile que yo siempre quise conocer.
El chato no paraba de hablarme de cómo eran las cosas allá. Él ha sido mi apoyo moral número uno; no se cansó de decirme que tenía que irme y conocer, salir del “rancho” como le dice él a Lima (jajaja es muy gracioso). Pudo haber sido un enamorado posesivo, pero desde el primer día que me conoció me dijo: GO FOR IT. Cuando yo me bajoneaba por X motivo me daba palabras de aliento, que no eran dulces necesariamente, pero eran palabras que me desafiaban. No hay cosa que me encante más que los retos (creo que utilizó la psicología conmigo).
Por él fue que conocí a Marek.

  1. Marek
Uno de los mejores amigos de mi chatito. Un tipazo. Definitivamente uno de los ángeles guardianes que Dios puso en mi vida. Para los que no saben quién es Marek, les cuento un poquito. Es un peruano que radica en L.A desde hace 23 años (mi edad). Él tuvo la dicha de que yo caiga en su casa y, bueno, yo también la de caer en la misma (jeje). Ha sido y sigue siendo una de las personas claves que me ha abierto las puertas y me ha puesto las tablitas para que yo pueda seguir avanzando en mi camino y no me pierda. Para ponérselos más claro, él ha sido la persona que me ha soportado (aunque bien que se ha divertido mucho con mis ocurrencias) desde el día que llegué a L.A. Me ha cuidado como su hermanita menor. Me recogió del aeropuerto, me enseñó qué ruta tomar para llegar a las escuelas (aunque nos perdimos por su culpa en el metro, jajaja), dónde comprar, cómo manejar, dónde juerguear, qué chelas tomar y cuáles no (no saben la cantidad de cervezas que hay acá, se mueren). Un par de veces casi le quemo el horno de su cocina haciendo mis primeros experimentos en la cocina, que por cierto también han sido halagados. Ha sido también mi psicólogo y ha hecho el papel de mi mejor amigo, escuchándome mis rollos por las noches, acerca del novio, del baile, de los amigos, etc, etc. Además ha hecho de mi Carlita (mi empleada y mi amiga en Lima. Con decirles que me preparó mi sopita de pollo cuando me vino la regla y estuve tirada en la cama todo el día sin poder moverme). Marek es por estos días mi nueva mamá.

  1. Amigos
Los que tengo más cerca del corazón son Luco, Ori, Coñito, Sandrita, Merita y Manolete. Ellos siempre me hicieron porras muy sinceras, aunque sospecho que a veces pensaron que yo estaba loca. A los seis que menciono, los quiero, y aprecio mucho sus palabras de aliento; siento que esto que estoy haciendo es una aventura que comparto con ustedes de manera especial. El Nextel y el Skype parcialmente me acercan a ustedes, a lo genuino de sus sentimientos por mi y estos momentos que vivo. Los adoro; gracias por darme tanto; son mis hermanos!

  1. Ale Molina
Fue mi profesora de baile desde los 14 años en una academia famosa en Lima. Escuela a donde ella iba, sus alumnas la seguíamos. Bueno, hasta ahora es así. Siempre estuvo ahí enseñándome y exigiéndome más. Ella fue la que me metió la idea del ballet a la cabeza; así me volví adicta a él (gracias por el consejo de la vida, Ale). Ella me dijo: “Tienes que irte a Los Ángeles sí o sí”. Me presentó a sus amigos bailarines de Los Ángeles vía Facebook; me dijo exactamente a qué escuelas ir y qué clases tomar. Ella también ha sido pieza clave en esta aventura, y espero verla pronto porque llega por acá en unos días a bailar con otra gran amiga que también es bailarina: Ninis J.
Las veré prontito chicas, qué emoción!

  1. Yo misma
Sí, como lo leen: YO. Siento que si no fuera por mis ganas de querer siempre más, realmente no estaría aquí y tampoco estaría escribiendo todo esto. Si bien es cierto los agradecimientos mencionados anteriormente son los primeros para mí, tampoco puedo dejar de sentirme orgullosa de misma.
Yo quise esto con toda mi alma y lo trabajé. No lo hice sola; fue con la ayuda de todas las personas maravillosas que mencioné, al igual que otras que no he mencionado. Gracias a todos ustedes porque no tienen idea de cómo me puedo sentir ahora con todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo. Gracias por ser parte del proceso, cada uno a su manera.
Con esto quiero concluir y decirles a todos los que lean este post, que si realmente quieren algo con todas sus fuerzas, GO FOR IT, como me dijo mi chatito. Nada nos puede parar, sólo nosotros mismos.
Que Diosito los bendiga a todos ustedes (y si no creen en él, pues crean en ustedes mismos).

Oct 17, 2011

valentía en la pista de baile

El sábado pasado tuve la oportunidad de almorzar con Kristin Lorello, una gran bailarina y una extraordinaria coreógrafa de Los Ángeles. Es profesora en Debbie Reynolds y el estilo que maneja es el modern hip hop (es una fusión entre la danza moderna y el hip hop). Para los que nunca han probado este estilo, se los recomiendo, ya que permite explorar y llevar la danza urbana a un nivel mucho más interpretativo e introspectivo; sin duda un trabajo delicioso para un bailarín y sobre todo un gran reto.
Antes de encontrarme con ella estaba muy nerviosa, primero por el inglés (ya saben, no es mi lengua materna), y segundo porque no la veía desde que fue a Perú a dictar unas máster classes, gracias a que “Ak en Perú”, empresa perteneciente a Alexandra Molina y María Katia Olaechea, hicieron posible que cientos de chicos en Lima y la periferia, podamos aprender y disfrutar de una maestra tan talentosa como Kristin.
El encuentro fue fenomenal; estuvimos cerca de 2 horas y media conversando de muchas cosas. Tocamos temas como la alimentación, la vida en Los Ángeles, su inmenso cariño y respeto hacia los jóvenes bailarines que conoció en Perú, el noviazgo, etc. Pero como supondrán, el tema de la danza fue el primero en la agenda.
Yo moría de ganas de descubrir aquellos detalles que no están a simple vista con sólo asistir a clases por tres meses (como yo lo estoy haciendo). Entonces, fue durante nuestra entretenida cháchara que algo llamó tremendamente mi atención. Textualmente estas fueron las palabras de Kristin: “Muchos de los bailarines más tromes en Los Ángeles no asisten a clases como las mías o las de otros maestros que enseñan estilos alternativos (como el modern hip hop). Esto se debe a que tienen miedo de hacer el ridículo en clase y siempre quieren lucir geniales. No quieren que el entorno los mire mal, ya que ellos están bien posicionados y “tienen una imagen” que mantener. No se atreven a probar un estilo diferente al que ya dominan”. STOP!! A ver un momentito, esto quiere decir que más de un súper bailarín en L.A no tiene los cojones o los ovarios bien puestos como para tomar una clase con Kristin Lorello?? Al parecer es cierto. Clases como las de Kristin tienen un promedio entre 15 y 30 alumnos. Diferente a clases como las de David Moore, Alex Bullón y Marty Kudelka, que tienen en promedio de 50 a 70 alumnos.
Los que hemos tenido la buena suerte y la voluntad de querer tomar alguna clase con ella podemos afirmar que definitivamente es algo completamente diferente al hip hop comercial y que es un todo un desafío. Para comprobar sus afirmaciones, sumado a que yo quería tomar sus clases, decidí irme el Lunes 10 de Octubre a sus clases en Debbie Reynolds. Llegando a la escuela escuché la conversación entre un bailarín de hip hop y la recepcionista de la escuela. Ella al preguntarle a él qué clase iba a tomar, éste respondió que no estaba seguro porque sabía que si entraba a las clases de Kristin Lorello iba a tener que esforzarse más de la cuenta y que no sería nada fácil. Yo por supuesto no podía dejar pasar la oportunidad de tomar su clase, así que me apunté y entré. Ha sido unas de las mejores clases que he tomado en este viaje, FOR SUUUUUUUUUURE (como dicen acá). Más tarde tomé una mega clase de hip hop con Alex Bullón, otro excelente bailarín y coreógrafo español (uno de mis favoritos) y efectivamente, esa clase reventaba de gente; es un estilo mucho más comercial que el de Kristin.
Todos en algun momento sentimos miedo de hacer el ridículo en clase frente a los demás. Yo también debo aceptar que prefiero quedarme a veces en mi zona de confort porque ahí la paso bien, los demás alumnos me ven firme, me salen mostras las coreografías, pero vamos, ¿qué manera tan absurda y mediocre es esa de querer avanzar cada a día y ser mejores bailarines?. Si no nos sometemos a clases de niveles más avanzados del que tenemos, ni probamos estilos diferentes a los que solemos hacer, pues nunca vamos a mejorar.
Siento que los seres humanos tratamos de demostrarle cosas al resto y pocas veces a nosotros mismos. Es algo natural, pero que lo sea no quiere decir que sea lo mejor. Creo que no debemos de perder de vista que primero hacemos las cosas para nosotros y después para el mundo. Yo siento que poco a poco he ido perdiendo el miedo de hacer el ridículo en clase. Las primeras semanas en L.A. yo estaba asustadísima, sabía que mi nivel no era el mismo que el de los bailarines acá, pero aprendí a comerme ese miedo, a no dejar que me gane y perder la grandiosa oportunidad de estar acá y compartir tanto con gente tan talentosa y entregada. No hay nada que no podamos aprender si le ponemos ganas y trabajamos duro por ello. Hay que relajarse y disfrutar; bailar, no es sólo aprenderse una coreografía: es también divertirse.


Aquí una foto con Kristin Lorello, en Panera (mi restaurante favorito en EE.UU).

Oct 14, 2011

primerisimo primer post

Me siento extraña pero a la vez emocionada porque por primera vez escribo en un medio virtual que no sea el Facebook.
Este blog nació de la idea de un compañero de la universidad, Ricardo quien tuvo la genial idea de decirme: “Oye flaca, luego de ver tantos “likes” y comentarios sobre tus fotos y videos bailando en tu perfil del Facebook deberías considerar la idea de crearte un blog, alucina?. Él, todo insinuante (como todo buen comunicador) me sugirió que haga una especie de diario o journal acerca de las cosas que me están pasando en estos momentos de mi vida. Me dijo: “Flaca, lo que estás viviendo es una aventura; esto deberías registrarlo cuanto antes” y pensé: “sí pues, ¿no?” Yo nunca había estado por más de 2 semanas lejos de mi casa, mi cama, mis perritas, mi familia, mi chatito y por supuesto mis amigos. Creo que es algo que merece la pena que quede registrado en otros sitios además de mi retina y mi memoria.
En este espacio trataré de ponerlos al día en unas cuantas líneas acerca de quién es María Paz Villanueva Delgado y de qué quiero que trate este pequeño experimento llamado ¡se está haciendo!
Tengo 23 años y la verdad es que me muero de miedo de seguir cumpliendo más años. Lo sé, soy una cabrilla de primera para esos temas. Ya me irán conociendo poco a poco en el proceso.
La Universidad de la Capital (está clarísimo que no haré publicidad gratis, ¿no?) y mi familia piensan que soy Bachiller en Comunicaciones y que bailar es mi hobby, pero yo pienso que soy Bailarina de profesión y que ser comunicadora es mi hobby.
A penas terminé el colegio mi papá me pregunto qué quería hacer con mi vida, y le dije que quería ser bailarina profesional y que quería viajar a Nueva York para formarme. Mi padre, muy serio él, volvió a hacerme la misma pregunta al instante siguiente, y yo respondí, algo nerviosa, exactamente lo mismo y su respuesta fue: Eres menor edad; cuando cumplas 18 años conversamos del tema. Me dijo que, mientras tanto, me quería estudiando en una universidad (lo más convencional y típico en nuestra sociedad). Acepté, pero le advertí que de ninguna manera me prepararía para dar algún examen de ingreso. Yo iría a la U. de la Capital porque tenía el ingreso directo (eso que las universidades comerciales utilizan para que la gente entre como ganado a estudiar). Así que eso hice. Seguí bailando (en otro post les contaré como comencé en cada disciplina para que sepan un poco más de mí). Pasado el año que me hacía mayor de edad ante la justicia y las leyes peruanas, mi papá me volvió a preguntar qué quería hacer. Esta vez le dije que quería seguir en la universidad…¡MENTIRA! Aprovecho este medio para ser honesta conmigo misma y con el mundo entero!! Dije que quería seguir en la universidad porque me gustaba estar ahí (mentira, pues). Había conocido un chico que fue mi enamorado por un buen tiempo, pero como estaba, o mejor dicho, creía estar enamorada, estaba cegada. Si me preguntan si me arrepiento, les digo que no, es increíble que el haberme mentido a mí misma y a mi familia fue lo mejor que pude haber hecho. Como buena joven me cuesta aceptar que mis papás tenían razón (una vez más), que haber estudiado una carrera universitaria ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Tengo más de un motivo para afirmarme esta locura. Me gustaría en otro post contarles esta historia también.
Afirmaba a diestra y siniestra que apenas terminara la carrera me tomaría un año sabático. En ese año sólo me dedicaría a bailar, bailar, bailar, ahhhh sííí me olvidaba, B-A-I-L-A-R. La verdad es que tenía a todos hinchados con ese tema, hasta que por finnnnnnnnnnnn un histórico 02 de Julio del 2011 María Paz Villanueva Delgado (yo) terminó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la Capital. Papito, Mamita ahí tienen el rico diploma (misiaso por cierto; en los comerciales los enfocan super cool. Este estaba hecho de hoja bond), ahora si déjenme COMENZAR A VIVIR DE VERDAD. Ahora mis viejitos son los más afanados con esta travesura mía.
Y acá me tienen en la finísima ciudad de Los Ángeles, en California. ¡Sí, ahí mismo! Donde está Hollywood, donde están las mejores escuelas de danza, los mejores profesores, los mejores estilos y sin duda alguna para mí, el mejor lugar donde pude caer. Ahora, preguntarás: ¿Cómo llegué?, ¿A quién estafé para venir? ¿Cuánto me costó la gracia?, ¿Cuánto lloré?, ¿Cuánto jodí a los que tuve que joder para que esto se llevara a cabo?, pero esa es otra historia que será publicada pronto en mi segundo post, que espero disfrutenJ.
Este es un resumen para más o menos ubicarnos tanto ustedes como yo (tengo 23 y aún necesito un google maps, gps, guía-t (para los argentinos) para poder saber HACIA DONDE VOY). Espero ir descubriéndolo a lo largo de este experimentillo.
No quiero matar la sorpresa contándoles todo lo que este blog contendrá, pero sí quiero advertirles una cosa: este blog no se responsabiliza por las bajas en el número de matrículas en las universidades, o si ciudades como Los Ángeles o Nueva York comienzan a recibir una avalancha de jóvenes peruanos y latinos con muchas ganas de comerse al mundo bailandoJ. Como las ganas que tengo yo.